Por María Paulina Baena González y Jonathan Alexander Escobar Arboleda
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Medellín es escenario de diversos espacios culturales abiertos a un público en general como instrumento y herramienta de formación ciudadana. Uno de ellos es el Museo El Castillo, ubicado en la Loma Los Balsos del barrio El Poblado, en el suroriente de la ciudad.
Este museo se caracteriza por la variedad de espacios que ofrece a la comunidad, pues allí se pueden realizar matrimonios, eventos empresariales, exposiciones de arte y reuniones sociales, es decir, el sitio es apto para compartir, recrear, aprender y educar.
Nel Rodríguez utilizó un estilo gótico medieval que transporta al espectador a un mundo antiguo, el cual cobra vida en estas paredes.
El museo es símbolo de una familia de orígenes colombianos y alemanes que decidió formar sus vidas allí.
Cuenta la historia de vida de la familia Echavarría, de don Diego Echavarría Misas, nacido en el municipio de Itagüí en 1895; de su esposa Benedikta Zur Nieden, oriunda de Alemania en 1910, y de su única hija, Isolda Echavarría, nacida en Medellín.
Para esto, El Castillo cuenta con una visita guiada por un experto en el tema, quien de forma precisa ofrece una historia para cada una de sus estancias, entre las cuales están los salones de música, el colonial, el de Los Gobelinos, el pasillo de entrada y de Las Azaleas, el comedor y la biblioteca.
Muestra de que el museo está comprometido con la educación, formación y la cultura de la comunidad, para este 26 de noviembre realizará una muestra artística en representación de lo que, para los colombianos, es una festividad anhelada durante el año.
La muestra constará de la interpretación de un pesebre navideño que estará abierto a todo el público que desee sumergirse en el mundo de la fantasía.
This is a monumental tribute to the magnificient history of Colombia and especially to the Echavarria family -- whose genius, entrepreneurship, and tenacious hard work contributed so much not only to the development of textiles and Coljeter, ceramics, construction, aviation, and the entire Corona (Crown) conglomerate, but did not protect them from the violence unleashed by Pablo Escobar and the ensuing several decades of some of the most gruesome, most despicable, most brutal and insane attacks against the rule of law, against society itself, and ultimately with the downing of an Avianca airliner killing 110 completely innocent civilians, a battle against humanity itself. No matter what one may or may not have thought about the social position the Echavarria family occcupied in Colombia, nothing can possibly justify what the murder of Gabriel Echavarria Masses at the behest of Pablo Escobar was about to unleash. The very high price of the cocaine wars. And who has suffered most? The poorest of Colombia - this story is nothing but true blood. Blood for blood for blood for blood. Where is the solution? As long as the demand exists ...
ResponderEliminarNot even this impressive replica of an authentic Midieval castle could hold back the "silver and nickel" of Pablo Escobar, or the savage butchery of the Cartel. My heart goes out to you - especially to the Echavarria family, but to all of Coloombia. Nobody walks away from this all too true tale without being covered with blood (forget about "with blood on his or her hands").