lunes, 25 de abril de 2011

El cuento de la Historia y la cultura tomando “lulada”

Por María Camila Medina Martelo

Al llegar a su apartamento, Roberto Luis Jaramillo me recibe cordial y se muestra grato por mi visita. Pronto le entrego unas galletas que le llevo como agradecimiento por permitirme entrar en su hogar y luego me da la oportunidad de escoger donde sentarme, mientras él va a su cocina por galletas que se encuentran en su horno y una “lulada”, jugo que tiene trozos de fruta, el cual él se saborea cuando me lo ofrece.

Al instalarme comienzo a mirar a mi alrededor y encuentro antigüedades: había muebles, adornos, tapetes, cristalería, pinturas y cientos de libros. En la sala que escogí para sentarme había una mesita con libros gordos pero pequeños exactamente iguales, los cuales se diferenciaban solo por sus fechas.

Sale de su cocina con la “lulada” y las galletas en bandeja acabadas de salir del horno. Me ofrece el jugo mientras él sigue saboreándose.

Después de haber probado el jugo, me pasa la bandeja para que también las pruebe y el maestro sonríe cuando la muerdo y exclama: “Por fin aprendí a calentar las galletas!”, con lo que yo también sonreí.

Conversamos un rato para romper el hielo y entrar más en confianza. Me cuenta sobre su vida y algunas cosas que ha hecho durante ella. Fue maestro 30 años en la Universidad Nacional, sede Medellín. Me dice que fue una experiencia maravillosa y enriquecedora donde conocía a muchas personas.

Cuando empezó a dar clases inició con primíparos y el primer día miraba a los jóvenes fijamente y les decía: “La Virgen era puta”. Lo hacía con el fin de sacarlos de su burbuja y mostrarles la vida real. Él dice que las mamás estorban y que por eso los adolescentes no deben regirse sólo por ellas.

Estudió derecho pero no ejerció su carrera. Se volvió entonces historiador y genealogista. Durante mucho tiempo entrevistó personas y esto lo considera algo muy divertido. Tuvo un programa de televisión llamado Zanahoria, en el canal Cosmovisión, donde entrevistaba personas.

Manifiesta que un día antes de entrevistar a las Hermanitas Calle fue a comprar su último disco y se sentó en la sala de su casa a escucharlo y también hablaba con familiares y amigos al escondido del personaje para poder estar bien preparado para su entrevista.

El trabajo que está haciendo en este momento tiene que ver con mapas antiguos, labor que realiza con dos personas más, que pertenecen a ramas distintas.

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Antes de comenzar la entrevista hizo todo un preámbulo porque quería hacer conmigo lo que él hacía con sus entrevistados. Mientras yo me tomaba la “lulada” y masticaba los trozos de lulo, me preguntó cuál era mi expectativa con la entrevista y que por qué quería hacérsela.

Le conté que era para un trabajo de la universidad y que debía ser alguien que supiera o estuviera codeado con el mundo de la cultura. Pronto me replicó y me preguntó: “¿Qué es lo cultural?” Puse mi “lulada” en la mesa de los libros iguales y lo miré, entonces me dijo: “La cultura es todo”. Al contestarme yo dejé de lado las preguntas que tenía elaboradas para el maestro y preferí hablar de eso.

¿Cuál es la diferencia entre una persona culta y otra no culta?
“Se supone que hay personas que son cultas y otras que no. A los que les gusta la ópera son tan cultos como a los que les gusta la guasca. Es tan culto el que sabe manejar los cubiertos como el que come con la mano: a ambos les funciona. La cultura es un arte que integra”.
Seguimos hablando de sobre eso un buen rato y él continuaba citándome ejemplos.

¿Qué es cultura y qué no lo es?
“La moda no es cultura, es noticia. Cuando se queda por siempre se convierte en cultura. Por ejemplo, en la época de tu abuela las mujeres no usaban pantalones, pero luego estuvo de moda usar unos pantalones llamados “pescadores”, lo que fue un escándalo.

En ese momento eso fue moda como noticia, pero a partir de ahí las mujeres comenzaron a usar pantalones y se convirtió en cultura”.
En el momento que me respondió la pregunta me estaba llevando el vaso con “lulada” hacia la boca, pero me dio risa porque él comenzó a mostrarme los tobillos como si en esa época mostrarlos fuera lo más vulgar que se podía hacer.

De igual forma, reía conmigo y lanzaba carcajadas.

¿Cómo fusiona la cultura y la historia?
“Cada cultura tiene su historia. Cultura es como son las gentes. Cada cultura tiene su pasado y de cada una se puede escribir historia. No hay culturas históricas, hay culturas y cada una tiene sus vivencias. Cuando estudio e investigo sobre ellas luego escribo, entonces eso es historia”.
¿Qué es la historia?
“Historia es lo que hacen los historiadores. No hay batallas históricas, ni gentes históricas, ni calzoncillos históricos; son batallas, gentes y calzoncillos normales. La historia no es un recuentro de la realidad, la historia no es una ciencia, la historia es una creación.

No es lo que pasó, eso se llama pasado. Pero cuando el historiador coge lo que pasó sumándole cambio, tiempo y, más la producción e interpretación, eso sí es historia.

Creación, casi es un género literario y yo soy uno de los defensores que dicen que así como la entrevista (me mira y se ríe) es un género, la historia debería serlo porque ella también debe ser escrita con belleza y necesito que todo el mundo me entienda”.
¿En un futuro la vida de la humanidad tiende a unificarse y desaparecerán muchas culturas y costumbres alrededor del mundo gracias a la globalización?
“No porque la globalización es una estrategia meramente económica, por ser estrategia no perdurará, la globalización se acabará”.
Después de darme esta respuesta comienza a mencionar cosas que han pasado a lo largo los últimos años, como las guerras y las diferencias de los gobiernos alrededor del planeta.

Hablamos de Venezuela y Colombia, del fracaso de Bush, de la vida elegante “de un negro” en Washington, me contó que no quería revivir el momento de su primera comunión. Menciona que en su casa su mamá no compraba blue jeans para ninguno porque eran ropa de obreros y por esto él no usa ni uno sólo, se siente ridículo.

Entre tantas anécdotas le suena el celular. Era alguien diciéndole algo sobre una mesa de comedor. Cuando cuelga hace la aclaración y me dice que va a comprar una. Terminamos de hablar. Acabé mi “lulada” con galletas al horno y volví a ojear aquellos libritos… él toma uno y comenta: “Mira criatura, estas son revistas del siglo XIX”. Abre uno y me lo enseña.

Luego expresa que ese era el tipo de revistas que leía mi tatarabuelo, con lo que lo miro extraño y él ríe y me dice: “Es cierto, yo sé que me importa más a mí tu tatarabuelo que a tí” y volvemos a reír.

Posteriormente me hace la aclaración de lo que es un genealogista: es quién estudia a partir de los apellidos de una persona su familia hasta llegar a los antepasados.

Nos paramos de la sala y nos dirigimos a la biblioteca. Había muchísimos libros viejos. El maestro se dio cuenta y antes de que yo preguntara algo me clarificó que él era un coleccionista. Nos tomamos una foto y me hizo coger mi cuaderno y mi lapicero.

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