domingo, 24 de abril de 2011

Un hombre comprometido con la cultura

Por María Alejandra Escobar Saldarriaga

Marco Mejía, director y gestor cultural de Comfenalco Antioquia


El Sistema del Subsidio Familiar, encargado de las Cajas de Compensación Familiar y regulado por la Ley 21 de 1982, procura en general el alivio de las cargas familiares que representa su sostenimiento y desarrollo como núcleo básico de la sociedad.

Algunas Cajas de Compensación Familiar como Comfenalco Antioquia, autorizadas por la misma Ley y desplegando su experiencia, capacidad y vocación de servicio para el mejoramiento de las condiciones de vida de la población trabajadora, de aquella que no se encuentra vinculada a la fuerza laboral y de sus familias, incursionaron en el campo de la salud y se organizaron como Empresas Promotoras de Salud (EPS) y Administradoras del Régimen Subsidiado (ARS), encargadas de garantizar para todos sus afiliados el cumplimiento del derecho constitucional a la salud y la Seguridad Social.

El hombre que hace posible los eventos culturales en Comfenalco es Marco Antonio Mejía, un hombre con una apariencia de ser una persona seca y seria, un rostro impenetrable, y él lo reconoce; sin embargo, es un ser abierto, con una gran cantidad de conocimientos los cuales está dispuesto a compartir.

Marco Mejía es director y gestor cultural de Comfenalco, oriundo del sur del Valle del Aburrá, de Caldas, nació en el año 1956 en una familia modesta conformada por cuatro hermanos, padre y madre.

Nació en un ambiente muy ligado a la cultura y el cine, en la casa donde Marco vivía se repartía un periódico liberal de la época llamado El Correo, esto lo motivó a la lectura, sin contar que él era el lazarillo de su padre, pues era ciego, y desde los cuatro años llevaba a Marco a las salas de cine, desarrollando en él un gran amor por la cultura.

Desde el bachillerato sintió una tendencia grande hacia la literatura y a la filosofía, leía mucho a Vargas Vila, a pesar de que era un escritor que los adolescentes no lo valoraban porque fuera bueno o no, sino por el espíritu de rebeldía.

Estudió Filosofía y Letras en la UPB y luego hizo una especialización en periodismo investigativo en la Universidad de Antioquia.

Es todo lo contrario a lo que su apariencia demuestra, su simpatía y humildad creó un ambiente de confianza y allí comencé a preguntar.

Su gusto por la cultura es la sumatoria de muchas cosas, el contacto con las comunidades y el trabajo le tocó hacer en el Palacio de la cultura Rafael Uribe Uribe durante siete años, entre otras cosas.

Como gestor de Comfenalco la labor fundamental en el área de cultura es desarrollar una agenda que tiene tres niveles diferentes: el primero es nutrir los programas propios de Comfenalco, sobre todo los que se desarrollan sobre las bibliotecas mismas; el segundo es participar en los procesos de la ciudad, donde planteamos proyectos que cubren el área metropolitana o incluso la región, y la tercera labor es de investigación, donde Comfenalco está en una permanente labor de investigación en procesos culturales.

Al preguntarle en cuál de estas labores se siente más cómodo, Marco respondió que se siente cómodo en todas estas funciones porque aunque todas son muy distintas, todo persigue un mismo objetivo que es formar público, crear un usuario que tenga un nivel crítico, que se logra a través de los distintos elementos; allí pude ver algo muy claro y es que a él le apasiona su trabajo.

Continuamos hablando de la calidad de los espectáculos artísticos que hemos visto en la ciudad. Allí puso una cara de desagradó que me intimidó un poco, sin embargo respondió afirmando que la puesta por eventos culturales dentro de la ciudad viene en un momento de crisis en Medellín en que los escenarios están vacíos, los teatros no se atreven a programar cosas importantes y sobre todo por la imagen que ha tenido Medellín, casi nadie quiere venir y me refiero a los artistas o a los grupo.

“Apostamos a seleccionar un tipo de artistas que se animaran y que animara a la gente a asistir a los espectáculos, y que ellos mismo se conviertan en embajadores o mensajeros de que la ciudad no es lo que simplemente la prensa difunda con un sentir muy amarillista”.

En fin, las dificultades para él son muchas, la parte presupuestal ha sido un gran obstáculo, realizar cualquier evento tiene unas exigencias y unos trámites que para muchos no son fáciles de hacer y Colombia tampoco da un gran apoyo a la parte cultural.

Violencia y cultura
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En las actuales condiciones de violencia de la ciudad, según su experiencia y pensamiento, ¿cómo serían las dinámicas culturales a seguir, para construir un ciudadano más comprometido con los procesos de vida? Al hacerle esta pregunta Marco primero contextualizó la respuesta, habló de la violencia en Colombia y en el mundo pero concluyó diciendo que “el fenómeno de la violencia en Medellín no es sólo en Medellín, es el resultado de un mal manejo a nivel de todo el país, del control del narcotráfico y eso no se ha ido en ningún momento”.

“Las opciones culturales son esenciales e importantes porque ofrecen alternativas, sobre todo a los jóvenes, diferentes a exponer su vida, a esas situaciones que los atraen bastante, por eso fue ejemplar un proyecto cultural como el que hizo Barrio Comparsa en momentos en que Castilla estaba completamente dividido por territorios, Fernando creó un conglomerado de jóvenes de cada uno de esos barrios que no se podían cruzar los territorios y la comparsa salía y violaba todos los límites de los barrios y no les pasó nada, entonces con ese proyecto empezó a crecer la ciudad con presencia del Estado en comunidades abandonadas que eran del cultivo del narcotráfico”.

“El poder crear emprendimientos culturales en las comunidades que son afectadas por estos elementos de violencia puede ser una salida importante y esencial, precisamente en eso estamos, sin embargo no podemos decir que la cultura es la salvación y la respuesta a la violencia, pero es una opción.”

Fuera de su papel como gestor cultural, Marco Antonio Mejía forma parte de juntas de otras instituciones culturales que tienen como compromiso crear espacios de convivencia de encuentro en la ciudad, “estamos con proyectos acompañando los eventos del Museo de Antioquia, del Museo de Arte Moderno, la Alianza Francesa, Festival de poesía y festivales musicales, también hace parte del Consejo Municipal de Cultura”.

Al preguntarle a qué se dedicaría sino trabajara en una institución, me respondió con una gran seguridad y sin titubear que su otro objetivo es escribir, disponer de más tiempo para escribir.

Periodismo investigativo
Usted ha hecho una especialización en periodismo investigativo. A su juicio, ¿cuáles son las causas que impiden hacer en Colombia un buen periodismo investigativo?
“Los medios donde se ejerce el periodismo. Aunque Colombia ha tenido maestros del buen periodismo y han existido periódicos que han representado un papel importante en la opinión, no hay una cosa que sea coherente y congruente y tenga una lógica entre el periodismo que está comprometido con una sola cosa, la verdad.

El periodista solamente puede rendirle pleitesía a la verdad y no al poder, entonces los medios que nosotros tenemos por lo menos la mayoría, son medios ligados al poder, le cantan al poder, le tapan los problemas al poder, entonces no juegan el papel fundamental que es de la opinión y ésta tiene que ser libre, verdadera y sobre todo objetiva.

Entonces en el periodismo uno se acerca a la formación periodística teórica, uno conoce todos los componentes o las características del periodismo europeo, norteamericano, latinoamericano y recibe una formación que a uno le permitiría ser un buen periodista, pero sale a la realidad, al medio, y no encuentra dónde decir y hacer las cosas. El periodista enfrenta una realidad que lo estremece y a la vez lo suprime”.

Hasta el momento, la única frustración de Marco es no poder llegar con una mayor cobertura a las regiones del departamento que están más alejadas, que están en el olvido, “sin embargo Medellín por lo menos tiene una oferta cultural grande”, dice plena seguridad.

Al terminar la entrevista le agradecí por su tiempo y me contestó con el único chiste y la única cara agradable que le vi durante la entrevista: “Espero que su profesor le ponga 5.0”.

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