Por Susana Castillo Valencia
Con un carisma y alegría arrolladora, Efraín Martín Valdez, con 41 años de edad, es el único de los 11 vendedores de artesanías situados en una calle del Parque Lleras que saluda a cualquiera que pase por su pequeña venta como si lo conociera de toda la vida. Esto es lo que definitivamente causa motivación en las personas a la hora de comprar alguna artesanía o accesorio en dicha calle.
Este artista vive en Bello, Antioquia, con su esposa y sus dos hijos, lleva 27 años trabajando como artesano y asegura que nunca se ha cansado de hacerlo. “Me pone feliz saber que las cosas que yo creo con mis propias manos, a las personas les encanta”, afirma.
Aunque Efraín Valdez sólo estudió hasta cuarto de primaria, él cree que esto no interfirió nunca en su talento como creador de artesanías. “He estudiado en la universidad de la vida, que es la calle y es lo mejor”, asevera.
¿Cómo o dónde aprendió a hacer artesanías?
Inicialmente aprendí en la calle, pero he conocido muchos amigos de varios lugares del mundo como argentinos, brasileros, peruanos; y a cada uno le he aprendido alguna cosita diferente. Pero ya hoy en día no necesito ningún maestro porque ahora tengo la capacidad de ingeniarme todo y diseñar yo mismo todo lo que vendo.
En medio de esta pregunta saca de su maleta un collar de filigrana y una pulsera que estaba diseñando, según él, desde hacía una semana para su esposa. Se notaba orgulloso de mostrar algo tan bien elaborado por él mismo.
¿Por qué se dedicó a este trabajo?
Vi en este trabajo la posibilidad de crecer como ser humano y siempre me ha parecido un trabajo muy especial el de las artesanías.
¿En qué se inspira cuando está haciendo sus artesanías?
En la gente, en la juventud, en las tendencias, en lo que se está usando; aunque cuando veo que algo está muy trillado comienzo de una vez a crear otras cosas mejores.
Me miró detalladamente y manifestó con certeza cuales de sus accesorios quedarían bien con el largo de mi pelo, el color de mi piel y mi forma de vestir; asegurando con firmeza que siempre se da cuenta de lo que le gusta a la gente con el simple hecho de detallar un poco.
¿Qué ha aprendido sobre la vida con este trabajo?
He aprendido que uno todo se lo tiene que ganar. Para uno estar bien debe ganarse las cosas y lo más importante es darle un buen ejemplo al ser humano porque en este mundo todos somos pequeñas escuelas que le estamos enseñando cada día y cada minuto a las personas que se le acercan.
Me gusta este trabajo porque tengo mucha comunicación con el ser humano y me encanta hablar con la gente.
¿Qué es lo mejor y lo peor de este trabajo?
Lo mejor es que soy dueño de mi tiempo, que creo con mis propias manos las artesanías y que esto a la gente le encanta. Y lo peor de mi trabajo es tener que luchar contra el clima porque cuando llueve uno obviamente no vende lo mismo y es por eso que estoy luchando para conseguir un local.
¿Qué quisiera hacer en el futuro?
Como dije inicialmente tener un local y de pronto crear una empresa de diseño de accesorios. Me gustaría, es un sueño que tengo.
Interrumpiendo su respuesta me contó un poco triste que hacía unas semanas había tenido la oportunidad de participar en el programa del Canal Caracol “Un minuto para ganar”, pero que desafortunadamente sólo se había llevado un millón de pesos de los 300 millones posibles para ganar en este programa.
Me comentó que se había ilusionado un poco con ganarse el premio mayor porque esto le habría podido ayudar mucho con su sueño de tener un local.
¿Considera que su trabajo es un arte?
Es un arte porque lo hago con mis manos y en este trabajo uno tiene mucho campo porque yo puedo hacer miles de cosas diferentes y nunca me limito.
Orgulloso de considerarse un gran artista, Efraín Valdez gana lo necesario con su trabajo como para pagar los servicios, el arriendo y el estudio de sus dos hijos. Como hay días en los que puede ganarse 20 o 30 mil pesos, hay otros en los que le va mejor y se alcanza a ganar 40 o 50 mil pesos.
Efraín Martín Valdez se siente agradecido con Dios por tener este trabajo, ya que en este momento, asegura, es bastante complicado ser vendedor en alguna calle de Medellín. Él se ganó este espacio en el Parque Lleras con su dedicación y perseverancia, ya que tuvo que permanecer varios años vendiendo en el suelo de esta esquina, sin permiso. En cambio ahora ya no siente el temor de que llegue la Policía o Espacio Público y se le lleve sus corotos.
“Ahora cuando llegan siempre nos piden nuestro carnet y supervisan que no haya alguien sin permiso por ahí”, asevera.
Después de haberme contado tantas cosas, Efraín Valdez no sintió ninguna clase de incomodidad para seguirme hablando, después de la entrevista, durante por lo menos veinte minutos; y estoy segura que si su tiempo y el mío lo hubieran permitido, me habría seguido contando toda clase de anécdotas durante todo el día.
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