domingo, 24 de abril de 2011

Mateo López: un paisa con alma de acordeón vallenato

“Desde ya sueño con llegar muy alto y estoy luchando por eso, practico a diario para lograr ser un rey vallenato”, expresó Mateo López Peláez.

María Teresa Diez acompañada de Mateo López Peláez.


Por María Teresa Díez Arango

Piel trigueña, cabello castaño oscuro, ojos cafés y una sonrisa casi perfecta, es la descripción ideal para Mateo López, o más bien “Teo”, como lo llaman sus familiares y amigos. Con solo 14 años se ha ganado el reconocimiento de ser uno de los mejores acordeoneros paisas, a tal punto que ha llegado a tocar con artistas como Silvestre Dangond y Jorge Celedón, conocidos como los grandes del vallenato.

A las diez de la mañana del viernes 5 de noviembre me encontraba en el colegio San José de La Salle, más precisamente en la oficina del coordinador de bachillerato, cuando llegó Mateo un poco acelerado porque había acabado de salir de un parcial de inglés, sin embargo me saludó de beso y se sentó.

Mateo López tenía el uniforme de gala del colegio, la camisa por fuera del pantalón, el pelo peinado hacia arriba, el morral puesto en un solo brazo y el Blackberry en la mano.

El ambiente era un poco incomodo, las puertas y las paredes eran en vidrio, y había mucha gente entrando y saliendo de la oficina. Entonces le pregunté si era mejor hacer la entrevista en otro lugar, pero él me dijo que lo intentáramos ahí.

¿Cuántos años tiene?
“Tengo 14 años.”

¿Cuánto tiempo lleva tocando el acordeón?
“Llevo un año y siete meses más o menos. Aprendí aquí en Medellín y me fui veinte días para Valledupar, pero regresé para prepararme y concursar en un festival vallenato.”

¿Qué lo motivo para aprender a tocar el acordeón?
“Viendo a los acordeoneros en los videos de Diomedes y de Silvestre Dangond, me dieron ganas de hacer lo mismo y por eso me metí en este cuento.”

Mientras respondía a mis preguntas, entró a la oficina un joven de once grado que necesitaba hacer unas llamadas para ultimar detalles del “Prom”. Así que decidimos cambiar de lugar y Mateo me recomendó ir al bloque administrativo del colegio donde continuamos con la entrevista.

Cuando le dijo a su familia que quería aprender a tocar el acordeón, ¿ellos lo apoyaron?
“Sí, me apoyaron. Me dijeron que esperáramos un tiempo para ellos poder comprarme un acordeón, pero como yo tenía unos ahorros me lo compre yo mismo.”

¿Qué valor tiene este instrumento?
“Un acordeón cuesta como dos millones y medio de pesos.”

Dicen que el acordeón es un instrumento difícil de tocar, ¿qué piensa usted?
“No, pues como me dice mi mamá “es gusto de muchos y virtud de pocos” porque por ejemplo hay mucha gente en este colegio que le gusta el acordeón pero no tiene virtudes para tocar este instrumento.”

En medio de la conversación escuchamos un ruido de un niño de aproximadamente siete años que venía corriendo por las escaleras. A raíz de esto paramos la entrevista, nos desconcentramos y nos miramos como preguntándonos qué pasó. Pero al ver que no era nada, nos reímos y seguimos la entrevista.

¿Cuánto tiempo dedica diariamente a esta actividad?
“Todos los días toco acordeón más o menos una hora. Los días de clase son dos horas y media y así es todos los días. Ya los sábados por la noche en fiestas si toco unas cinco horas.”

¿Cree que su rendimiento en el colegio se puede llegar a ver afectado por el tiempo que le dedica al acordeón?
“Pues quita tiempo porque el acordeón necesita mucha práctica y hay veces uno necesita hacer varias cosas cuando es época de exámenes. Sí, por parte sí puede quitar tiempo y bajar el rendimiento en el colegio.”

¿Cómo inició la carrera como acordeonero?
“Empecé aquí con un profesor, duré con él como dos meses y me salí. Luego empecé a coger el instrumento yo solo, a tocar canciones con mis papás, con mi familia, pues así en reuniones. Ya se me fueron abriendo las puertas y así he podido montarme con muchos artistas en conciertos grandes.”

¿En qué eventos ha participado?
“Bueno, pues con Jorge Celedón, en la caseta vallenata de la Feria de las Flores; el día del amor y la amistad, con Silvestre Dangond; en el coliseo de Llanogrande con Hebert Vargas; y con el Binomio de Oro en la discoteca Palmahía.”

¿Cómo consiguió tocar con estos artistas?
“Pues los contactamos mi papá y yo. Hablamos con ellos, me dijeron que sí, que me daban la oportunidad, me monte al escenario y quedaron satisfechos.”

Entonces, ¿se puede decir que fue por “rosca”?
“¡No! (risas) fue porque mi papá se pudo comunicar con los contactos de él y ellos dijeron de una que sí.”

¿Qué siente cuando se sube a un escenario?
“Pues antes de montarme me siento muy nervioso, siento mucha ansiedad, pero ya cuando me monto a la tarima me siento confiado de lo que sé hacer y muy satisfecho, pues me da felicidad al ver a todas las personas que me apoyan.”

¿Ha participado en algún festival vallenato?
“No, pero si Dios quiere y lo permite, el otro año estaré en la Costa, en Montelíbano. Si me siento preparado y estoy tocando bien, iré representar a Antioquia en el Festival Vallenato de Valledupar.”

En lo artístico y más que todo en la música se ve mucho la envidia y la competencia. ¿Usted con solo 14 años cómo maneja este tema?
“Sí, me ha tocado estar con gente que le tiene envidia a uno, al ver que alguien con tan pocos años se monta con artistas grandes, pero nunca me dicen nada. Son muy repelentes y muy secos cuando ven que uno está interpretando con los grandes.”

¿Alguna experiencia para contar?
“Recuerdo que en la caseta vallenata al ver que yo me monté primero con Jorge Celedón, el grupo de Silvestre Dangond no aceptó y no me dejaron tocar como lo tenía planeado.”

Al terminar la entrevista le pedí a Mateo que se tomara una foto conmigo, pero en el lugar que estábamos no había alguien que nos pudiera ayudar, así que intentamos tomarla nosotros mismos. Como no lo logramos, bajamos a buscar quién nos pudiera tomas la foto y finalmente la conseguimos. Mateo se despidió de beso y muy amablemente se ofreció a ayudarme cuando fuera necesario.

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