martes, 26 de abril de 2011

“Puyana”: un músico de raíz

Por Daniel Soto Gómez



Corrían los años 80 cuando empecé a entrar en contacto con la música. Desde muy pequeño veía que mi papá tocaba tiple y guitarra en las reuniones familiares. Además, una de las cosas que más me llamaban la atención era que los músicos que me gustaban disfrutaban mientras estaban parados en el escenario y al mismo tiempo la gente que los acompañaba pasaba bueno viéndolos. Podría decir que el hecho de que la gente disfrute con lo que hago influyó poderosamente en que haya escogido la música como forma de vida.

Mi experiencia con My Desire empezó a finales del año 2003, mientras estaba tocando con un grupo que se llamaba Lunch Box. Recuerdo que debido a unos problemas que se presentaron al interior del grupo, el vocalista, Juan Esteban González, tomó la decisión de salirse porque además su amigo Juan Camilo Penagos le ofreció formar parte de un grupo que se ajustaba más al tipo de música que le gusta: el metal.

“Puyana, ¿a vos te gustaría tocar con nosotros?”, me dijo.

Lo acompañé a un ensayo en la casa de Miguel Vaquero, uno de los guitarristas de la banda. La casa estaba ubicada en la loma de Alejandría, cerca del centro comercial Oviedo. Escuché la propuesta y me gustó.

“¡Hágale, de una, yo me le mido!”, le respondí.

El objetivo que perseguíamos con My Desire era hacer música rock con tendencia al metal. Para nadie es un secreto que este género en particular no es muy apoyado en Colombia. En parte por esa razón cantábamos nuestras canciones en inglés. Además, sabíamos que para tener éxito debíamos salir al exterior.

Por eso, sitios como Europa y Estados Unidos se convirtieron en nuestros intereses principales. Además, se nos hacía más fácil componer en inglés, aunque no todos participamos en la composición de las letras.

Lastimosamente, cuatro meses después de mi entrada el grupo decidió cambiar los horarios de ensayo. Querían hacerlo entre semana, pero debido a que mi itinerario no cuadraba con los tiempos de los miembros de la banda, ya que se cruzaban con los días de entrenamiento de kung fu y con la universidad, me tocó retirarme. Como es normal, ellos consiguieron un bajista que me remplazara.

Más o menos 3 años después, cuando ya no se sentían cómodos con él, me ofrecieron volver a tocar en el grupo. Para entonces el,los ya habían sacado un CD se presentaron varias veces en Medellín y Bogotá respectivamente.
Desde el momento en el que regresé al grupo teníamos planes de sacar otro trabajo discográfico y, asimismo, teníamos proyectado hacer un videoclip. Hoy, después de la desintegración del grupo, estamos a la espera de que salga.

Recuerdo que eran las 5:00 p.m. del jueves 6 de diciembre del 2008, fue el primer concierto que tuve con la banda My Desire. En particular siempre prefiero estar unas horas antes de empezar la prueba de sonido, típica de todas estas presentaciones, porque uno no sabe qué puede ocurrir. Esta no fue la excepción. No estamos libres de sufrir un percance de última hora: “Es mejor prevenir que lamentar”. Es más, en esa ocasión tuvimos que llevar nuestros propios amplificadores de sonido porque en el sitio no tenían.

Ese día tocamos en Zonart, un bar que está ubicado cerca de la universidad Pontificia Bolivariana (UPB). El evento estaba programado para empezar a las 8:00p.m. Nosotros salimos al escenario poco después de las 10:00 p.m. En esa ocasión alternamos con una banda de nombre Deadman Walking.

Como era costumbre, en algunos momentos durante la prueba de sonido los miembros de la banda nos vestimos con camisetas que tienen el logo del grupo estampado sobre ella. Eso sí, antes del evento acordamos un color con el que nos Íbamos a vestir, es decir siempre tratábamos de que hubiese cierta uniformidad entre nosotros. En esa ocasión decidimos vestirnos de blanco.

Recuerdo que me puse una camiseta blanca fondo entero y unos jeans. Mientras pasaban los minutos sentía que mi cuerpo se iba entumeciendo, la verdad esa es una sensación casi imposible de describir, pero es algo así como una descarga de adrenalina que corre por todo el cuerpo.

A decir verdad ese efecto hace que las presentaciones en vivo sean interesantes: creo que esa es la razón por la que me gusta tocar en vivo; es enviciador. Aunque en cierto modo con el paso de los años he logrado controlar un poco esa sensación.

Nada se compara con el momento en el que pisé un escenario por primera vez y tocó enfrentar a un gigante que me hizo paralizar por completo casi por cinco minutos. Estaba en el teatro Porfirio Barba Jacob, allí me presenté con el grupo Faidy Tails.

Llegó un momento en el que me quedé totalmente rígido, parado en la mitad del escenario. De no haber sido porque un reflector me pegó directamente en la cara, no sé si habría reaccionado. De hecho, esa luz no me permitió ver a la gente. De algún modo esa circunstancia sirvió para que me relajara y finalmente pudiera tocar.

My Desire estaba conformado por Juan Esteban González, quien era la voz de la banda; Juan Camilo Penagos y Miguel Vaquero tocaban las guitarras, Gonzalo Restrepo estaba a cargo de la batería mientras yo tocaba el bajo. Nosotros siempre nos tratábamos con el mayor de los respetos. Además, nos encargamos de que el ánimo de cada uno estuviera a tope al momento de empezar la velada.

“Muchachos vamos con toda, toquemos como si este fuera el evento más grande del mundo”! Vamos a meterle todo al máximo, esa era siempre la actitud. No nos importaba donde estuviéramos, siempre dábamos lo mejor que teníamos. Lo importante era gozarnos lo que hacíamos.

La gente se contagiaba de la energía que poníamos en el escenario y los conciertos siempre terminaban siendo un éxito. Hasta el día de hoy, cuando la banda lleva un tiempo de haberse desintegrado, varias personas siguen preguntándome por My Desire: “Puyana, ¿qué ha pasado con el grupo? ¿Cuándo vuelven a tocar?” Cada vez que me pasa eso me doy cuenta de que el grupo dejó una huella en las personas.

Luego de ese concierto siguieron varios eventos. Entre ellos, tuvimos un concierto en Arte Vivo, además de un evento de bandas en el municipio de La Estrella, donde hemos ganado cierto reconocimiento. Pero debido a que se dieron varios enfrentamientos entre algunos compañeros en el camino y nunca se limaron asperezas, en febrero de 2010 decidimos poner fin al proyecto de My Desire.

La discusión que en cierto modo sirvió de detonante de los problemas que teníamos dentro de la banda se dio luego de nuestro último concierto en Arte Vivo, un barcito ubicado en el barrio Colombia. Hubo un problema con el ingeniero de sonido y Camilo explotó, diciendo cosas que hirieron susceptibilidades, al punto que la banda se desintegró. La verdad, prefiero no entrar en detalles acerca de las cosas que allí se dijeron, para evitar problemas en el futuro.

En este momento acabo de emprender un nuevo proyecto musical, de la mano de Juan Esteban González, ex vocalista de My Desire y Bernardo Ramírez. El grupo se llama Madre Selva, músicos de raíz. No nos queremos encasillar en un solo género, no se debe tener restricciones para hacer música.

De hecho hoy tenemos que dar una serenata en la que vamos a tocar de todo, desde El Gran Combo de Puerto Rico hasta Manu Chau. Quiero recalcar que no importa el género de música que se toque, siempre y cuando se disfrute de la música en sí.

Puyana: Vive al límite de sus posibilidades
Este es un testimonio dado por Daniel Puyana Ortiz mientras se encontraba en su casa, en la unidad residencial Roncesvalles, ubicada en el Barrio El Poblado, de Medellín, el viernes 22 de octubre de 2010. Nació el 19 de julio de 1984 en Bucaramanga, es el hijo mayor de la pareja conformada por Octavio Puyana y Ángela María Ortiz. Su hermano menor, Juan David, de 24 años, estudia Medicina en la Universidad CES de Medellín.

“Puyana”, de 1.75 de estatura, piel blanca y pelo rubio, es un joven descomplicado que disfruta cada instante de su vida como si fuera el último. Desde temprana edad tiene claro que la música es lo que lo hace feliz. Siempre se muestra dispuesto a colaborar con los demás.

A pesar de no ser el más expresivo de los hombres, le gusta dar un consejo cuando alguien se lo pide. Aunque prefiere mantenerse al margen de las cosas si nadie le solicita su opinión. Es una especie de mediador cuando hay algún conflicto, pero cuando está de mal genio es mejor no acercársele.

Vivió gran parte de su infancia en su ciudad natal, pero la familia tomó la decisión de trasladarse a Medellín porque Ángela María sentía la necesidad de estar con sus hermanas y su mamá, que viven allí. Octavio, por su parte, era consciente de que sus dos hijos tendrían una mejor educación en la capital antioqueña. Por eso accedió al cambio de ciudad, aunque eso significara que se separaran de él, pues por motivos de fuerza mayor debía permanecer en la Ciudad Bonita.

A su llegada a Medellín, Puyana entró a estudiar en el colegio Fontán, en 1997. Tiempo después, en el año 2001, se cambió al Cecas de donde se graduó en 2003. Hace 9 años entrena kung fu en la Academia Citogim, donde entró en compañía de su hermano porque un compañero de colegio, Gabriel Arriola, que en ese entonces era avanzado en esa disciplina, lo invitó a participar.

En 2004, luego de graduarse de bachillerato, entró a estudiar Música en la Universidad EAFIT. Allí tuvo que hacer los nivelatorios exigidos por la institución en caso de que considere que la persona no está preparada para afrontar la carrera. Actualmente sigue estudiando y alterna sus actividades académicas con los entrenamientos en Citogim y su nuevo proyecto musical.

No hay comentarios:

Publicar un comentario