Por Laura Palacio
Sergio Tirado, profesor de arte |
Delgado, de pelo largo recogido en una cola, Sergio Tirado lleva una camiseta amarrilla con el logo estampado del Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm). Es él quien escoge los materiales de los talleres que dicta: un impermeabilizante llamado Elastosil, una resina que envasan en un recipiente plástico que al secarse deja relieve en la hoja de papel sobre la que dibujan sus alumnos.
No es un profesor cualquiera de arte, los asistentes a su clase son personas con limitación visual, algunos de ellos ven un poco pero otros como Estela, quien no ve desde hace más o menos 30 años, se tienen que fiar de los recuerdos de los colores, líneas y formas para poder convertir sus ideas en dibujos.
Estela pide cinta de enmascarar para pegar a la mesa de madera las cinco tijeras con las ha formado lo que parece una estrella de mar. Frottage es la técnica que van a trabajar en esta sesión, así lo indicó “el Profe” como llaman a Tirado algunos de los asistentes. El trabajo consiste en situar objetos debajo del papel para luego pasar un material, en este caso una crayola, y así lograr la forma del objeto plasmado en la hoja.
“Hacen el dibujo que quieren, la idea es que cada vez sean más autónomos y nadie les ayude. En algún momento yo era el que les hacia el dibujo, ellos con un lápiz lo retenían y yo repisaba con este producto por donde ellos pasaban el lápiz, pero ahora no, ellos hacen todo, nadie les hace nada”.
“Yo soy artista plástico y también estoy aprendiendo con ellos porque enseñarle a elaborar un objeto a un invidente de eso hay escrito muy poco. Hay que partir es de ellos mismos, pensando siempre en su independencia. Yo nada más les paso el color, esa es la idea y le sugiero, porque él me va a decir: “Creo que en la parte del cielo está de tal manera”. Yo le digo sí es cómo piensa o no y además le digo si está de un color o le falta, de acuerdo a cómo la persona quiere”.
Al terminar de pasar la crayola por la hoja de papel, Estela pone sus manos en su obra y pregunta si le quedo bonita, algunos de sus compañeros que pueden ver un poco le dicen que sí, que le quedó hermosa, hasta le toman fotos a la estrella de mar.
Estela |
Con solo entrar a un museo se puede sentir que hay una distancia establecida entre las obras y el visitante, y para el que puede ver están las líneas, las luces, las sombras y los colores. Pero una obra es más que eso, tiene texturas que provocan tocar.
¿Cómo puede una persona que no ve estar vinculada al arte?, ¿algo que parece tan visual?
Los materiales con los que trabaja el taller son esenciales. “La idea es que tengan textura porque el dibujo se olvida y el oleo pastel deja textura, es más grueso, es una crayola más cremosa”.
En el Museo de Arte Moderno hicieron una exposición de las obras del taller. Pero la oferta de exposiciones para personas que no pueden ver es poca.
¿Hay exposiciones que permitan ser tocadas?
“En el museo de la Universidad de Antioquia. La exposición del museo del Louvre, llevaron una exposición de replicas de esculturas clásicas y era para tocar. Es la única exposición que se ha visto acá para tocar, de pronto hay otras, pero no han sido tan mencionadas”.
Educación y arte
Javier |
Este grupo en particular está conformado por adultos, que como cuenta Tirado, le han enseñado que el término indicado para referirse a ellos es “limitados” porque todas las personas tienen limitaciones, al llamarlos así hay igualdad para todos.
En cuanto al taller, el artista dice que todavía le falta más fuerza, es de estar, insistir y ser permanentes. Durante un tiempo la óptica Santa Lucía patrocinó el taller pero ahora es el museo el que tiene que repartir su presupuesto.
“La mayoría de recursos se va para curaduría para que se hagan exposiciones, que es objetivo principal del museo, y lo que resta de presupuesto queda en los talleres de educación. En conclusión, queda muy corto el presupuesto. Sin embargo, el museo estima mucho este taller, en particular, es el que más ha durado”, dice Tirado.
Javier, Estela, Patricia y Damasio son asistentes regulares a las clases y siempre buscan la manera de invitar más personas. Hablan de arte, tocan temas de política y actualidad. En ocasiones no sólo los acompaña “el Profe”, también hay alguien encargado de leer un libro mientras pintan y otra persona que lleva música para ellos.
Según el DANE, Departamento Administrativo Nacional de Estadística, en 2009 en Antioquia había 14.338 personas con limitación visual. Hay muchas estadísticas sobre la inclusión de personas a la educación, el trabajo y la salud, pero poco se habla de la inclusión a la cultura.
Por medio de los múltiples talleres y en especial con Representaciones, el Museo de Arte Moderno de Medellín da un paso adelante para incluir a todas las personas que están interesadas en participar en la vida cultural de la ciudad.
“Las pinturas que hacen los artistas a veces son tan abstractas y se pierde tanto la idea, que alguien puede decir, esto no lo pinto un invidente”, dice Sergio Tirado.
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